Ángela Suazo escribe el cuerpo, la piel, el deseo con la misma urgencia con que las bocas se buscan, con el desparpajo de quien se entrega, con la plenitud de quien vive «la pequeña muerte de los amantes. En Urdimbre de espasmos esa mujer «que baila mientras el fuego se hace agua», habita la lujuria, el placer, pero también la nostalgia, la soledad. Escritos con sudor y lágrimas estos poemas, construidos con la palabra precisa, son un canto a la libertad de esa mujer insumisa, sinvergüenza, que vive, ama, ríe, llora y sueña. Que es dueña de sí misma y de «su canto de pistilos de fuego».

Texto contaportada de Luis Reynando Pérez editor de Lunainsomne Editores.